Los cambios de ciclo vital de los miembros familia, pueden suponer para el sistema familiar un impacto que haga necesario un reajuste. Esto es como el mecanismo de un reloj, cada pieza, cada engranaje, encaja con otro y hace que al final, todo funcione. Pero si una de sus piezas se mueve, los relojes dejan de funcionar. Los sistemas humanos a diferencia de los relojes, tienen la capacidad de reajustarse, de forma que si una pieza se mueve, el resto de piezas que componen el mecanismo se moverá para poder seguir funcionando, aunque su manera de hacerlo pueda llegar a ser disfuncional. Esto puede causar desgaste, pues las piezas no estaban “diseñadas para trabajar así” pero es gracias a la capacidad de adaptación y la homeostásis -búsqueda del equilibrio- que la familia sigue junta, y puede sobrevivir.

La finalidad de la terapia familiar es ampliar el foco, observar y comprender de forma sistémica las dificultades por las que pasa la familia, y buscar herramientas para poder facilitar a todos los miembros su desarrollo individual dentro y fuera del marco familiar.